Esta es la que creemos ha sido nuestra última escapada los dos solos, ya que empieza la cuenta atrás para ser 3, ¡qué emoción! Y aprovechamos el fin de semana del 19 al 21 de octubre porque el 21 de octubre fue nuestro aniversario de boda.
Aunque estoy teniendo un embarazo muy bueno, sin encontrarme mal, sí que me empiezo a notar más cansada y la espalda se resiente. Pero esto no me quita las ganas de emprender esta escapadita a la que le tenía muchas ganas, especialmente por todo lo que había oído sobre la gastronomía de la zona. Sigo por eso evitando los quesos si pasteurizar, las carnes poco hechas y el huevo crudo, así como el embutido.
Día 1: hotel Villa Paulita i Borda del Ceretà
Hotel Villa Paulita
Llegamos al hotel Villa Paulita (nos regalaron la Smartbox de “Mil y una noches” y fue la mejor opción que vimos) después de dos horas de viaje desde Barcelona (qué carreterita…). El hotel, una torre familiar delante del lago, nos encanta. Habitación muy acogedora con bañera y una ducha con alcachofa grande. Vamos a cenar a La Borda del Ceretà. El local es muy auténtico con arquitectura tradicional. Cenamos fondue de provolone con cebolla caramelizada y tomate, filete y bacalao con mermelada de pimiento del padrón. El postre, un brownie de chocolate blanco, es lo que menos nos gustó. Precio: 40 euros por persona con propina (2 copas de vino, 2 aguas y un gin tonic).
Restaurant La Borda del Ceretà
Día 2: Das1219 y La Calèche
Vistas desde Bellver de Cerdanya
Desayunamos en el hotel, que tiene unas bonitas vistas al lago, lleno de patos y algún cisne (foto principal del post). La verdad es que es un gusto. Visitamos Bellver de Cerdanya, que me decepciona un poco, pero tiene su encanto y buenas vistas. De allí vamos al pueblecito de Pi. Como vemos que es muy pequeñito, lo recorremos en coche. Es bonito por la ubicación, ya que está rodeado de bosques, y la iglesia tiene su encanto también.
Bellver de Cerdanya
Nos dirigimos ya a Das, donde comeremos en el Das1219. Tomamos una cerveza en un bar muy tranquilo y luego vamos a comer. El restaurante nos encanta. Aunque nos sale carito (60 euros por persona incluyendo un gin tonic, media botella de vino y una copa de cava), la comida nos vale la pena.
Lentejas de Das1219, una grata sorpresa
En orden, nuestros platos favoritos son: ravioli de foie, lentejas, huevo con parmentier y setas, entrecote. El postre, una sopa de frutos rojos con helado de yogurt, espectacular también. El local es muy acogedor y tienen terraza donde Enrique se tomó el gin tonic. Damos una vuelta por Das y volvemos a Puigcerdà.
Raviolis exquisitos de Das1219
Por la tarde nos aventuramos por las calles de Puigcerdà y vemos el ambientazo que hay. Nos sorprende la cantidad de hornos de pan que nos encontramos (y qué pinta!). Por la noche cenamos en Llívia, en La Caleche, un restaurante que nos sorprende muchísimo. Al principio nos parece un local un poco frío y el que luego descubrimos que es el dueño, un poco serio. Pero a la que empieza a sacar los platos y a contarnos cada uno de ellos con todo tipo de detalle, nos gusta más y más. Tomamos una ensalada de cangrejo real con algas marinas, unos higos con queso de la zona y cecina, una corvina salvaje espectacular y liebre. De postre una espuma de crema catalana. Todo espectacular. Lo que nos gusta más es la forma que tiene el dueño de contarnos cada plato y el detalle con el que nos los cuenta, explicando cada ingrediente y la forma de cocinarlos. Los platos se caracterizan por combinaciones y preparaciones original y por presentaciones delicadas. Desafortunadamente nos quedamos sin batería y no pudimos hacer fotos de los platos.
Día 3: Lac de Bouillouses y comida en La Terra (Berga)
Lac de Bouillouses
Día de excursión a Lac de Bouillouses, a unos 50 minutos de Puigcerdà. El camino hasta el lago es muy bonito, aunque decidimos hacerlo en coche para no agotarme demasiado. Aún así puedes hacer excursiones desde el lago y por sus alrededores. Hacemos el aperitivo en el hotel, que tiene una gran terraza y unas hamacas ideales en las que nos tumbamos un rato a tomar el sol. Muy relajante además con las vistas que tenemos. Nos ponemos en marcha para comer en Berga (antes paramos a poner gasolina, aunque si podéis evitarlo, mejor, porque el precio es carísimo -casi 2 euros el litro-). El camino vuelve a ser muy bonito.
En Berga comemos en La Terra, un restaurante que nos gusta pero encontramos que es demasiado “postureo”. Comemos un canelón de setas que no está mal pero está demasiado hecho (un poco duro el gratinado). De segundo yo me tomo un pescado con salsa de naranja (para mi gusto demasiada salsa de naranja) y Enrique una carne bastante normal. No tomamos postre. Con esto se acaba nuestro viaje gastronómico y nos ponemos rumbo a Barcelona para llegar sobre las 18h.